El pan congelado es una gran apuesta en el proceso de horneado, que en países como Uruguay y Argentina ya ha delimitado espacio. Los pequeños supermercados y panaderías son el público objetivo, ya que las inversiones en maquinaria para terminar el producto son un 90% menores en comparación con toda la infraestructura necesaria desde la formulación de la receta. No hay misterios para la preparación. La masa sigue el mismo principio que el pan que se llevará directo a la estantería. El secreto está en la calidad de la materia prima y en interrumpir el proceso antes de la fermentación. Corresponderá al cliente descongelar, esperar la leudación y hornear el pan, en un total aproximado de cuatro horas. El producto estará entonces listo para ser degustado por el consumidor final. Aunque el paquete tiene todas las instrucciones, el pan congelado está destinado a panaderías y minimercados, pero la venta también puede estar dirigida a amas de casa. Con esta novedad, los panaderos tendrían que buscar diferenciales, invertir y lanzar nuevos productos.
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