Integral, según el diccionario, significa entero, total. En el caso de los alimentos integrales, es sinónimo de menos procesamiento y más de su totalidad. La harina, ingrediente básico de las preparaciones, se considera integral cuando conserva su aspecto más puro. La harina integral es la transformación del grano entero en harina mediante el proceso de molienda. Este proceso hace que la harina sea más espesa y oscura que la harina refinada, tiene una vida útil más corta, pero contiene mucha más fibra y otros micronutrientes, siendo el beneficio nutricional su principal punto positivo. Además de contener diferentes vitaminas, minerales y fibras, la harina integral también proporciona un índice glucémico más bajo, que es la capacidad del alimento para elevar la cantidad de azúcar en la sangre, lo que ayuda en el buen funcionamiento del organismo. Los beneficios de la fibra dietética en una dieta adecuada son: bajar el colesterol, prevenir el estreñimiento, aumentar la saciedad, reducir el riesgo de enfermedades del corazón, reducir el riesgo de diabetes tipo 2, prevenir y tratar la diverticulosis, y también tratar la diabetes tipo 1. Lo ideal es ingerir entre 25 a 35 g de fibra diariamente a través del consumo de frutas y verduras, y preferentemente por la ingestión de productos integrales, como pasta integral, galletas integrales y arroz integral.
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