Despertar por la mañana con un pancito calentito esperándote es uno de esos placeres que hacen feliz a casi cualquiera. Es curioso cómo esta mezcla de ingredientes simples puede marcar la diferencia en el desayuno. Pero, ¿alguna vez has pensado en cómo llegó ese pancito a tu mesa? No estamos hablando sólo del momento en que salió de la panadería, sino del origen mismo de estos lugares.
Es importante recordar que los primeros panes eran muy diferentes a los que conocemos hoy: hechos de harina mezclada con bellotas, eran planos, duros y secos. Para comerlos, era necesario lavarlos varias veces con agua hirviente, para quitarles el amargor. Después de eso, los panes se horneaban sobre piedras calientes o bajo cenizas. Esta técnica se usó hasta aproximadamente el 7000 a. C., cuando los egipcios comenzaron a usar los primeros hornos de barro para hornear pan, y luego las cosas mejoraron mucho.